Llegó al matinal a liderar la reconquista del Buenos días a todos, además de otros programas de TVN. Más opinante, en esta vuelta habla de política y cuestiona a la Concertación por no hacer su mea culpa. Para Karen, el mejor candidato sigue siendo MEO…
Estaba en plena grabación de Mamá a los 15 y Factor X, programando las vacaciones familiares, cuando recibió un llamado de la plana mayor del Buenos días a todos: Carolina de Moras había renunciado sorpresivamente. Un nuevo golpe para el matinal de TVN —tras la muerte en septiembre de Felipe Camiroaga y otros cuatro integrantes en el accidente de Juan Fernández—, por lo que la necesitaban urgente de regreso.
Quién más que Karen Doggenweiler (42, casada con Marco Enríquez Ominami, dos hijas), con su personalidad extrovertida y pelusona podía levantar el ánimo del equipo y también el rating en la cada vez más estrecha guerra matutina (según Time Ibope, al 11 de diciembre apenas 6 décimas separaban al BDT de Bienvenidos y Mucho Gusto). Era un espacio que conocía de memoria, donde partió con reemplazos veraniegos, para convertirse el 2002 —y por más de dos años— en la animadora oficial, en la más popular y creíble de la TV, de acuerdo al estudio de La Tercera y la Universidad Mayor de noviembre 2002… Después, algunas diferencias públicas con Camiroaga —que más tarde se superaron—, la tuvieron un buen tiempo fuera de la primera línea. Pero ella ni se inmutó y a punta de trabajo y paciencia llegó de nuevo a ser la Primera Dama de TVN. Definitivamente a Doggenweiler no le entran balas.
El año pasado ya había rechazado una primera oferta de conducir el BDT con Elfenbein y De Moras, argumentando falta de tiempo y el compromiso con sus otros programas (más tarde trascendió que su negativa era porque quería animar sólo con Elfenbein, versión que ella niega tajante).
Esta vez —dice—, el panorama era distinto: “La Carola ¡había renunciado!”. Por eso lo pensó más largo, consultó con su familia y aceptó. Karen está de vuelta, en gloria y majestad, cerrando un exitoso 2011 en lo laboral: participó en más de cinco espacios; la coronaron como reina guachaca y mejor animadora (elegida por revista Tv Grama). Además, con Julián fueron nominados anfitriones del Festival de Iquique, de febrero.
“ANTES DE IRME AL BDT, CONVERSÉ CON CAROLINA. Quería saber de su boca por qué se fue. Después de mi reemplazo, ella seguía. Me sorprendió su partida”.
—Dicen que fue un despido disfrazado de renuncia para protegerla y no reconocer que no dio resultado como conductora.
—Por eso quise hablar con ella; me dijo que había renunciado. Vivió un año muy duro, con dolores tremendos: la muerte de su papá y de Felipe. Como periodista tienes herramientas para hacerle frente a cosas así, pararte ante un micrófono o abstraerte de las emociones. Eso a la Carola le pesó en un momento.
—¿Le pasó la cuenta su inexperiencia?
—No la tuvo fácil desde el principio. Si a eso le sumas las críticas… En esto todos estamos expuestos. No sé si te acostumbras, pero esos dolores los enfrentas con mayor serenidad cuando tienes el apoyo de la gente; ese es un colchoncito.
—¿Por qué no aceptó animar con Julián y Carolina?
—El Buenos Días necesita dedicación exclusiva; yo estaba con Factor X y Mamá a los 15. No quise descuidarlos. Después el escenario cambió: se fue la Carola, ¡¿quién más (podía asumir)?! Soy muy soldado del canal, siempre lo he sido. He hecho hasta cosas que no me han tincado. Son 20 años en TVN, creo en sus ejecutivos, hay que hacer lo que te toca. Y no todo es éxito. Con Julián no nos fue bien en Dime por qué.
—Se comentó que no quería compartir escenario con De Moras…
—No, lo desmiento ¡tajantemente! Fue la teoría de un diario; es una lata que publiquen versiones en off… Nunca el canal me dijo ‘la sacamos a ella para que estés tú’. Cuesta entender que me haya negado, y buscaron fundamentos: que fue por plata, que quería estar sola… Se les metió algo en la cabeza ¡y trataron de confirmarlo! La renuncia de Carola sorprendió al punto que le pidieron se quedara unos días. Y como yo estaba con mis grabaciones, tampoco pude asumir altiro. Tengo vacaciones, pasajes comprados para la primera quincena de enero, lo que para muchos incrédulos, demuestra que no había nada tramado desde antes.
—¿Por qué no dejó ningún programa? Da la sensación de que faltan mujeres en TVN.
—No, está la Kathy (Salosny), sigue la Carola… Con Factor X estábamos avanzados; con Mamá a los 15 generé vínculos y compromisos con las niñitas y padres, no podían cambiar la animadora de un día para otro. Imposible salirme, ¡aunque corro todo el día! Para el BDT se pensaron otras posibilidades, incluso en alguien de afuera. Pero entiendo cuando me decían ‘tienes que ser tú’ por mi historia en el 7 y en el matinal. La TV hoy no da tiempo. Necesitaban a alguien que manejara los códigos del equipo, que no le costara insertarse.
—Lo que, al parecer, De Moras nunca logró.
—Había tenido un crecimiento, lo estaba haciendo bien. Fue de menos a más… Su aporte, calidez y personalidad resultaron claves en momentos duros.
“EN ESTA VUELTA ESTOY MÁS GRANDE, CONFIADA; MÁS SEGURA DE MIS CAPACIDADES. El Buenos días es mi casa, mi equipo, aunque en este medio nadie tiene un sitial ganado. Lo pensé, se trataba de una decisión personal, familiar. Marco era el más entusiasmado. Dice que me ve contenta, que el formato me acomoda, y es verdad: hay contingencia, noticia dura, pero también puedo jugar, wachiturrear, ¡ser yo!”.
—¿Se puso algún límite en este regreso?
—Ninguno, y nadie me los ha puesto tampoco. Soy súper libre en este programa. Me la juego a muerte por lo que creo, actúo por convicción. El no sacar cuentas sobre qué me conviene y qué no me ha jugado a favor.
—Tiene claro que como señora de un posible presidenciable tendrá más ojos sobre usted.
—Siempre han estado encima, en lo que digo y dejo de decir. No temo expresar lo que pienso ni me restringiré, lo que demuestra que Chile cambió. La gente valora que tengas vida propia, una carrera y que no siempre coincidas con tu marido. No se me ocurre que alguien pueda castigarme por lo que diga Marco o porque él sea candidato.
—¿Su deber es subir el rating?
—Sé que esperan mucho de mí, sin embargo no lo tomo como una exigencia, sino como muestra de confianza. La competencia es fuerte, la torta está súper repartida, pero me gustan los desafíos, es estimulante; la presión me la pongo sola, no tengo susto, he crecido…
—Por primera vez la competencia está tan estrecha, algo inédito para ustedes.
—El BDT tiene su sitial importante, la gente nos valida en temas sociales, del consumidor, nuestro rol de TV pública. El 2011 nos dimos cuenta de que TVN es la casa de muchos chilenos. El público quiere vernos bien, por lo que siento que debo aportar alegría, entusiasmo.
—¿Sigue muy golpeado el equipo?
—Los duelos son tan largos, complicados y diferentes para cada cual. Imagínate perder cinco integrantes, ¡duro! Hay pena, pero sabemos que los compañeros que no están amaban lo que hacían; nunca alguno de nosotros se negó a un viaje. A Julián lo he visto fantástico, entero, haciéndose cargo. Todos se apoyan, con un trabajo profesional impecable, viviendo el día a día, con ganas de salir adelante y recordando los hitos que son importantes: un mes o cuando aparecen nuevos hallazgos…
—Bibiano Castelló, muy amigo de Camiroaga, los criticó duro por abusar de su imagen.
—Cuando en un espacio es el animador quien parte, y de manera tan trágica, los hitos se recuerdan, ¡tiene que ser así! Insisto: los duelos son procesos complejos, el matinal está viviendo el suyo. Hay minutos en que recuerdas porque pasan cosas, repasas alguna lectura del diario…
—¿Y su duelo?
—Soy bien fuerte en general. Me ha tocado vivir otros dolores, pero de estos golpes tan terribles cuesta sobreponerse. A veces llegas muy bien de tu casa, pero entras al estacionamiento del canal y se te aprieta el corazón.
—¿Alcanzó a resolver sus temas con Felipe?
—Sí, absolutamente. Todo quedó impecable, tranquilo, en paz, con el corazón muy contento.
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