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viernes, 13 de enero de 2012

Julian Elfenbein Revista Cosas Enero 2012

Indiscutiblemente, el único que podía quedarse con la conducción del “Buenos días a todos” era Elfenbein, no solo porque así lo consideraba el equipo y el propio Felipe Camiroaga, sino que también porque su talento, su éxito televisivo, empatía, humor y rapidez mental, lo hacían la persona más idónea para tremendo desafío.

JULIÁN ELFENBEIN


Hace años que Julián viene consolidando su carrera. Sus éxitos en programas como “Talento chileno”, “Fiebre de baile” y “Factor X” lo han convertido en uno de los mejores conductores de televisión. Según los estudios, está entre los rostros más cercanos y con mayor credibilidad del medio.

Es un tipo talentoso, lúdico, perseverante, de una fortaleza interna abismante… Nada en su vida ha sido fácil, pero jamás se ha quejado. Al revés, tiene la capacidad de poner el hombro y sobreponerse rápidamente a las pruebas de la vida. Resiliente. Esa es la palabra que mejor lo define.

Julián es hoy, además, embajador por los niños con cáncer y trabaja en la construcción de un edificio estilo “Patch Adams” para menores que padecen esa enfermedad.

Es un tipo encantador, acogedor, observador y empático. Tiene una calidez muy particular, una gran capacidad de análisis y un humor poco habitual.

Casado desde hace nueve años con la Daniela Kirberg, padre de dos hijos: Benjamín, de 5 años, y Sarah, de 3, Julián es un tipo agradecido.

Hombre de televisión, de esfuerzo, pero por sobre todo de familia, sabe de muerte, de dolor y de vivir intensamente. Lo pasa bien y se le nota. No hay en él rasgos de amargura ni nada que se le parezca. Hace muchos años entendió, quizás con la muerte de la que fuese su pareja, que así es la vida, que hay que enfrentarla y salir adelante.

Este año sufrió otro golpe: la muerte de su gran amigo Felipe Camiroaga. Ese es un luto que vive a diario; sin embargo, no ha podido detenerse ni un segundo. El “Buenos días a todos” debe continuar.
El cambio iba a ser en dos años más”

“Fue difícil irme de Chilevisión, pero hoy entiendo que fue la decisión correcta. Qué bueno que me preguntas si me fui de CHV porque llegaba el Rafa Araneda. No fue esa la causa. Tampoco me fui porque no me daban la animación de Viña. Ese no era mi objetivo. Yo tuve tres años de éxito rotundo, mis programas eran los más premiados, los más vistos (‘Fiebre de baile’ y ‘Talento chileno’). Simplemente me fui porque en la negociación de mi contrato recibí ofertas de Canal 13 y TVN. Entre tanto, me llamó Felipe para que me fuera y así me decidí”.

Y confiesa que el “Buenos días a todos” (BDAT) estaba en carpeta para él, pero para un par de años más. “Era real que Felipe quería dejar el programa, no todavía, pero tenía ganas de hacer un cambio”, confidencia Julián.

“A mí me gustan los desafíos y creo que TVN me necesitaba”, señala. Lo primero que hizo en este canal fue “Factor X” y “Minuto para ganar”. En eso estaba hasta que se produjo la caída del avión en la isla Juan Fernández.

“La verdad es que dos semanas antes del accidente, yo estuve conduciendo el BDAT, porque Felipe estaba de vacaciones. Me acuerdo que en ese momento me dijo algo como: ‘Te dejo este cachito’. Una cosa así”.

Y relata: “Ese viernes 2 de septiembre, mi hermano tuvo un accidente grave en moto, entonces yo estaba en la clínica y me llamó mi compañera de la radio para preguntarme por la caída del avión. Llamé a Felipe del auto… Volví a TVN. Yo soy muy incrédulo, además con lo Rambo que él era, me lo imaginé en una cueva. Yo había hecho el mismo viaje a la isla… Siempre creímos que había sobrevivientes, hasta que escucho a Amaro el sábado en el noticiario central… Ahí me bajó un llanto imparable. Son esas noticias que entiendes, pero no comprendes”.

Cuando a Julián le dijeron que debía hacerse cargo del BDAT, aunque sabía que era algo que en algún momento iba a ocurrir, también le hubiera gustado que fuera de otra manera. “No era fácil meterse en un chaleco tan pesado. Mucha gente me dijo que no aceptara, que tenía una carrera exitosa, que no tenía que asumir… Pero, aunque decir que no –o dilatarlo para marzo– era más fácil, decidí aceptarlo, porque yo soy de los que creo en el destino: hoy entiendo por qué me vine de CHV a TVN. Y yo tengo mi carrera independientemente de todo lo que ha pasado, así es que siento que yo no soy un reemplazante de Felipe”.

–¿Sientes que la muerte ha intervenido tu vida varias veces y que terminas igual poniéndole el hombro?
–Muchas veces. Es una carga que a veces siento y que cada cierto rato aparece, pero no me quiero victimizar. Será porque tengo la capacidad de convertir ese dolor en otra cosa.

–¿De verdad piensas que la tienes?
–Sí. Yo no te digo que no te agote, que no te dé rabia, que no te bote, pero así es la vida… Me acuerdo de haberlo conversado con la Daniela (su mujer). Supón que me hubiese quedado en CHV, seguiría con mis programas tranquilo, pero no era lo que me correspondía en la vida. Una brujita amiga me dijo una vez que, como comunicador, tengo la obligación de hacerme cargo de lo espiritual, y eso tiene que ver con levantar equipos, al público. Esa es mi misión. Acabo de entender que era así. Nada puede ser tanta coincidencia. Y cuando la brujita me lo decía, yo no entendía.

–¿Cómo has vivido la muerte de Felipe?
–Es un proceso que quiero vivirlo lo más privadamente posible. Las personas tienen una misión en la vida y cuando nos toca, nos toca. Es. Y ese “es” tiene un sentido para los que parten y para los que se quedan. Felipe me dejó esta misión y aquí estoy. He tenido, eso sí, poco tiempo para vivir el dolor, pero soy bien tirador para arriba. Felipe era un tremendo tipo, me quedo con el mejor recuerdo, no solo en lo humano, sino también en lo profesional.

Y reflexiona: “Esto ha sido una terapia grupal en el BDAT. No hay receta. Hemos seguido sacando el programa y el dolor se va calmando, pero no hay olvido. Le saco el sombrero al equipo: ha demostrado una entereza impresionante, porque además ha tenido que aguantar las críticas. Al principio era porque se mostraban imágenes de Felipe, después porque nos habíamos olvidado del tema. En fin, muy difícil. En el duelo judío dura un año. Yo creo que esto ha sido bastante más rápido, pero con el dolor a cuestas”.

–¿Crees que ustedes sobreutilizaron la imagen de Felipe?
–No lo creo. Como TVN y BDAT se hizo lo que se haría en cualquiera canal a nivel mundial. Eran cinco personas de un mismo equipo y entre ellas, además, una de las figuras más importantes de Chile. El público no nos hubiese perdonado que el lunes habláramos de otra cosa. Nosotros recién al mes y medio normalizamos el programa.
“Con Felipe éramos muy parecidos en el humor”

–¿Cómo ha sido tu trabajo en el BDAT?
–Ha sido bien particular, porque no es una forma regular de llegar a una nueva pega. Hubiese sido tanto más fácil llegar en dos años más, pero bueno. Ha sido un asumir lo que me tocó en la vida. Y rearmar mi puzzle de horarios, no ir a buscar a los niños al colegio… Ha sido duro, fuerte, pero es un lugar que me acomoda y he sentido la retribución del público… Lo que no sé manejar bien es que con Felipe éramos muy parecidos en el humor, en hacer las mismas tonteras y en eso he estado más controlado. No me siento capacitado, porque más de alguno dirá que lo estoy imitando. Me estoy autoconteniendo, lo que me incomoda un poco.

–¿Te da miedo la sombra del recuerdo de Felipe?
–No, porque la gente me conoce. Tengo mi carrera. Al contrario, es una sombra que me acompaña, que me puso ahí, no me intimida.

–¿Por qué renunció Carolina de Moras al programa?
–Creo que fue un año muy complicado para ella y ha sido una mujer muy valiente. No sé si yo hubiera tenido tanto aguante con tanto bullying mediático. Ella mostró una entereza y valentía envidiables. Le tengo un cariño muy especial.

–¿Y cómo te sientes conduciendo con Karen Doggenweiler?
–Me parece fantástico, es la persona idónea para estar conmigo. Tenemos una escuela de conducción parecida.

–Tú estuviste unos días haciendo el programa solo. Y ganaste en rating. ¿Nunca pensaron en esa fórmula?
–Yo soy el primer sorprendido. El otro día un periodista me decía que era increíble que, animando yo solo, ganáramos en sintonía. Yo me reía nervioso. Creo que nadie gana. Tengo la suerte de estar en el matinal más visto con un equipo muy bien armado.

–¿Qué ha pasado con tu familia?
–Ellos son lo más importante en mi vida, de hecho queremos tener un tercer hijo. La tareas se cumplen menos con este ritmo, el estrés es mayor y siento que tengo una deuda pendiente de estar y dedicarle más tiempo a mi familia.

–¿Pero hay una fórmula en la que puedas organizarte mejor?
–Cada vez que me adapto a una fórmula, el destino termina por cambiármela. Este año estaba almorzando con mis niños, yendo al gimnasio, pero bueno, tengo una pena, porque quiero más tiempo.

–Pero tú bien sabes que la vida es corta y frágil.
–La vida me ha dado hartas pruebas, pero estoy. No es dramático. Lo que pasa es que yo soy muy guaguatero y me gustaría estar mucho más en familia. Sé que tengo que bajar el ritmo.

¿Tu mujer no alega?
–No, espero que no. Además, este año la Daniela dejó de trabajar y ha podido estar más con los niños.

–¿Crees que vas a poner tu sello en BDAT?
–Lo he ido haciendo. El programa estaba hecho a la medida de Felipe, se hablaba mucho de él. Eso no ocurre conmigo. Mi vida es muy privada. No pretendo que el BDAT se base en mi figura, no es mi estilo. Creo en los equipos de trabajo y en hartas voces. Me gusta mucho el bloque de actualidad. Solo me falta despeinarme. Pero este ha sido un período de transición.

–¿Qué esperas de la vida?
–Ser feliz y ser una persona correcta.

–¿Eres un hombre agradecido?
–Sí. Estoy muy contento. Se que tomé la decisión correcta cuando me cambié de canal. Creo que estoy en el lugar que debo estar, me ha ido muy bien en TVN, he podido mantener mi momento profesional. Estoy cansado, pero no me quejo. Esta pega es así, son períodos, pero estoy contento y soy muy piola. No hago ruido por mi vida privada. Estoy en el lugar que estoy solo por mi talento y trabajo.

–¿Qué has aprendido en estos últimos 10 años? ¿Cómo has cambiado?
–Me han pasado muchas cosas, pero lo más importante es que he podido formar una familia, y he aprendido que uno se puede caer y ponerse de pie muchas veces en la vida.

–¿Tienes alguna deuda contigo?
–Preocuparme un poco más de mí mismo, de mis procesos internos. Detenerme un poco.

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